En el mundo sanitario, la prevención es la primera línea de defensa. En el campo de la Higiene Bucodental, esto adquiere una dimensión clave, ya que muchas enfermedades orales pueden evitarse con buenos hábitos y revisiones periódicas.
¿Por qué es crucial la prevención?
La boca no solo refleja nuestra salud general, también puede influir en ella. Un problema bucal no tratado puede derivar en:
- Infecciones más graves como abscesos.
- Dolor crónico y dificultad para masticar.
- Afectaciones cardiovasculares (vinculadas a la periodontitis).
Por eso, el papel del técnico en higiene bucodental no se limita a realizar limpiezas, sino que incluye educación sanitaria y promoción de la salud oral.
Funciones preventivas clave del higienista:
- Enseñar técnicas de cepillado efectivas.
- Detectar signos precoces de caries o enfermedad periodontal.
- Aplicar selladores o flúor para proteger las piezas dentales.
- Diseñar campañas informativas en centros escolares o empresas.
Prevención desde la escuela
Cada vez más clínicas y profesionales colaboran con colegios para enseñar a niños y familias la importancia del cuidado dental. Iniciativas como “el cepillado escolar” o las revisiones gratuitas fomentan una cultura de autocuidado desde la infancia.
«Una boca sana comienza mucho antes de que aparezca el primer diente de leche.»
El técnico en higiene bucodental también puede desarrollar funciones en investigación, desarrollo de productos preventivos o en el diseño de protocolos de atención en clínicas y mutuas.
La prevención es rentable, tanto en salud como en costes. Y el higienista es un agente clave en ese proceso. Porque cuidar la sonrisa es cuidar mucho más que estética: es proteger la salud y la calidad de vida de las personas.
